En tierra japonesa y ahora gracias a la increíble y fabulosa repercusión que el arte ha tenido pasando las fronteras del Japón, el término anime se utiliza indistintamente para designar tanto a los dibujos animados que tienen procedencia japonesa como a la técnica de animación que los produce en tierra nipona.
Tradicionalmente y desde su nacimiento allá por comienzos del siglo XX, el anime se ha producido a mano, aunque claro y como consecuencia de la innovación tecnológica que ha habido en este campo en los últimos años, hoy en día la computadora se ha convertido en otro de los medios esenciales y más usados para la producción de cualquier animé japonés. Cuando hablaba de la fabulosa repercusión que ha tenido en los últimos años la animación japonesa, no solo incluyo al público no japonés al cual le llega y le ha llegado este en sus diversas modalidades (cine, tevé, DVD) y se ha interesado en el hasta el punto del fanatismo, sino que además el animé ha probado y transitado todos los géneros habidos y por haber, es decir, no únicamente se quedó en la tradicional tarea de la animación de divertir a los más chiquitos, sino que cruzó la barrera que la animación occidental no ha explorado ni abierto mucho todavía. Una animación producida en Japón o anime, presenta, tanto en la trama como en la apariencia física de los personajes que la protagonizan bastantes diferencias respecto de la animación que nos proveen otros “tanques” de la animación como ser la Disney o la empresa de Spielberg Dreamworks.
Respecto de las historias que elige contar mayormente el anime y como señalaba más arriba,las mismas no se reducen a proveer un entretenimiento infantil con colores y personajes que se caracterizan por su simpatía y ternura, sino que las tramas complejas que abordan problemáticas que pueden ir desde el existencialismo, la amistad, el sexo, hasta temáticas políticas y científicas. Si bien la realidad puede ser el motor de algunas de estas historias, generalmente, la fantasía y lo sobrenatural son los agentes que motivan y desencadenan los conflictos en el anime japonés. Y el otro pilar que caracteriza y singulariza a este arte: los personajes, siempre y con las mínimas variaciones que estarán determinadas por la época y el dibujante, se caracterizan por lo siguiente: los ojos son grandes, ovalados, bien definidos y resaltados con colores como el rosa, rojo, verde, morado, aparte de los comunes café y azul, los cabellos también hay de todos los colores y los tamaños, los cuerpos si bien respetan las proporciones del cuerpo humano, suelen ser más esculturales y un poco más exagerados y las caras se caracterizan por las bocas y las narices pequeñas y terminan con la forma de un pentágono
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